AC Afonso le da la dimensión internacional esta noche al festival de jazz que organiza el Ente Cultural de la Provincia (y que concluirá mañana con el italiano Roberto Gatto). El saxofonista brasileño se presentará hoy a las 20 en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) con entrada libre y gratuita, acompañado por su banda integrada por los argentinos Fernando Martínez (batería), Arturo Puertas (contrabajo) y Ale Demogli (guitarra) y el pianista Renan Francioni Coelho, de su país.

Una formación con prestigio propio ganado por cada uno de sus integrantes que, en conjunto, ofrece un sonido impecable y de gran atractivo, como le adelantó su conductor a LA GACETA.

- ¿Cómo será tu show?

- El espectáculo se llama AC Jazz y presentaré mis propias composiciones y piezas de Wayne Shorter, Egberto Gismonti, Michael Brecker y Chick Corea.

- ¿Qué está pasando en Brasil con el jazz?

- Creo que en mi país hay un gran malentendido. Cualquier tipo de música se clasifica como jazz. Los festivales en Brasil son patrocinados por empresas interesadas en el marketing y aprovechan el hecho de que el jazz es una música inclusiva para poner a los artistas pop en el programa. Hay eventos anunciados así donde no hay grupo de jazz. Programan solo música pop.

- ¿Existe una actualización del género que esté convocando a los jóvenes?

- La información y la formación de la pedagogía del jazz se expandieron significativamente en este siglo. Los jóvenes aprenden a tocar y a improvisar con gran habilidad. Y están tan interesados en la tradición como en lo nuevo, utilizando las nuevas tecnologías para crear nuevas texturas. Estos jóvenes buscan combinar la tradición y la cultura con el jazz y crear una música del jazz muy interesante.

- La bossa nova es un ejemplo de fusión entre distintos aportes musicales, con el jazz de base. ¿Cuán vigente está?

- La bossa nova tiene un impacto tan grande en el universo y en la historia del jazz que se le inscribió un capítulo especial, convirtiéndose en una parte importante del canon. Músicos de jazz de todo el mundo aprenden bossa nova. Es posible llegar a cualquier jam session del planeta y pedir tocar una bossa nova. Por esta razón se actualiza todo el tiempo, con nuevos intérpretes e improvisadores.

- ¿Cómo se debe renovar el jazz para seguir vivo?

- Muchos músicos de jazz importantes han demostrado que para que evolucione y se mantenga vivo es necesario que los intérpretes mantengan sus oídos abiertos a nuevas manifestaciones e influencias. Sin embargo, con el fin del mercado fonográfico como fuente de ingresos financieros, el jazz con composiciones originales encuentra muy difícil colocarse en el mercado y a pesar de la facilidad de subir música en streaming, hacerse notar es cada vez más complejo. Como resultado, muchos prefieren tocar música que sea más conocida para poder llegar a un público más amplio. Y el reto es hacer que una canción que todo el mundo sabe que suene original, dando un aura de autoría que proviene de los arreglos y la interpretación.

- ¿En qué consiste el aporte que estás haciendo para mantenerlo vigente?

- Publico uno o dos álbumes al año, que están intercalados. Uno es dedicado más a mis composiciones y el otro, en general, a un compositor, un artista que admiro mucho con arreglos que suenan dentro de mi concepción jazzística. Creo que de esta manera mantengo mi trabajo autoral y, al mismo tiempo, traigo obras y compositores relevantes para este momento que vivimos.

- ¿Existe una colaboración musical entre brasileños y otros artistas del Cono Sur?

- En lo personal y en lo artístico, tengo una gran conexión con los músicos argentinos. En la universidad, en Estados Unidos, siempre toqué mucho con músicos argentinos. De joven fui un gran admirador del Gato Barbieri y más tarde de la obra de Ástor Piazzolla. De hecho, la semana pasada lancé mi último disco, “AC Jazz - Piazzolla Songbook”, grabado mayoritariamente en Buenos Aires con músicos argentinos. Fue una colaboración de cuatro argentinos y tres brasileños. Y esta relación en el jazz es muy fluida, porque su lenguaje hace que la barrera del idioma sea menos importante. Después de todo, los brasileños somos los únicos en América del Sur donde el idioma local no es el español. Mi mayor relación con los músicos uruguayos ocurrió sobre todo en Estados Unidos, con compañeros de la universidad, pero debo decir que sé poco de la música y la cultura uruguaya. Debería saber más.